Que no le digan, que no le cuenten

¿Te acuerdas de los famosos “merolicos”? Son esos vendedores ambulantes que encontramos en las calles, usualmente en los tianguis o en las plazas públicas, vendiendo productos de baja calidad regularmente relacionados con la salud. Tienen la peculiaridad de utilizar una estrategia de venta sustentada en un discurso que envuelve y confunde a su clientela, lleno de relatos maravillosos que logran que le compren algún producto “milagroso”. Por lo general, los merolicos preparan meticulosamente una puesta en escena con sus secuaces que se hacen pasar como posibles compradores. Ya en el escenario, el merolico brinda una”probadita” del prodigioso medicamento y cura de inmediato todos los males del cómplice, apalancando el discurso y convenciendo de esta manera a los otros oyentes de la eficiencia del brebaje en cuestión ¡todo un dechado de actuación!

Esas plazas públicas se están moviendo ahora al ciberespacio, y los merolicos se han convertido en estafadores que se aprovechan de las funciones de las plataformas digitales para construir escenarios y personajes dignos de la historia de Frank Abagnale y “Atrápame si puedes». Lamentablemente, este espacio que compartimos aquí, LinkedIn, también ha sido una plaza que acechan los estafadores debido a que pueden encontrar un perfil de víctima muy atractivo.

¿Qué está pasando en LinkedIn?

No es un tema menor, de hecho el FBI recientemente advirtió que estos merolicos digitales se han convertido en una amenaza importante, particularmente con un escenario: estafas con criptomonedas.

En una entrevista con CNBC, un agente del FBI declaró que el esquema funciona a través de la creación de un perfil profesional falso del estafador, donde destaca su especialización en finanzas e inversiones, respaldando su conocimiento afirmando que se graduó de una universidad reconocida. Ya con el disfraz, el merolico se comunica con víctimas potenciales a través de mensajes en la plataforma ofreciéndoles invertir en criptoactivos y  prometiendo un gran retorno en poco tiempo. En un inicio, el estafador dirige a su objetivo a una plataforma de inversión legítima, y los resultados son exitosos y muy atractivos, por lo que después de algunos meses de ganarse su confianza persuade a la víctima para trasladar la inversión a un sitio controlado por el estafador, y después se concreta el cometido robando la inversión y huyendo sin dejar rastro alguno. Han existido casos de pérdidas de cientos de miles de dólares de profesionales que como tú y yo buscamos en este espacio oportunidades de aprendizaje o crecimiento, no la oscuridad ilegítima del fraude.

Foto de Kanchanara en Unsplash

LinkedIn ha puesto manos a la obra, ha eliminado más de 32 millones de cuentas falsas de su plataforma solo en 2021, integrando sofisticados controles basados en inteligencia artificial, sin embargo la tarea es titánica y la defensa se debe complementar con educación hacia el usuario, situación que ha reconocido.

¿Qué podemos hacer?

LinkedIn recomienda sospechar y reportar en la plataforma estos casos que han sido frecuentes vehículos de fraudes en la plataforma:

  • Contacto de desconocidos que te soliciten envío de dinero, tarjetas de regalo o criptomonedas para recibir préstamos, premios u otros beneficios.
  • Ofertas de trabajo demasiado buenas para ser verdad o que te soliciten que pagues por adelantado para iniciar un proceso.
  • Mensajes de tinte romántico o no apropiados. Esto puede incluir personas que usan cuentas falsas para desarrollar una relación personal con la intención de alentar solicitudes financieras.

Agregaría que nunca compartas información sensible y que confíes en tu sentido común.

Si una inversión parece demasiado buena para ser verdad, lo más probable es que no lo sea… y cuando hablamos de criptoactivos no hay palabra de honor ¿alguien dijo “cripto invierno”?

Recuerda que toda comunicación que te encuentres puede no ser lo que parece… que no te digan, que no te cuenten.

Provehito in altum
Por: Juan Pablo Carsi